19 mayo 2007

Primero fue el río
castaño que ondulabas
bajo el capricho del viento
la premeditación cronometrada
de tus naturales movimientos

Y luego apareció el saludo
ese murmullo de tus labios
cuando se impregna en la mejilla
y no hay razón para evitar
los deshielos anhelados

Y tu boca se lleno de magia
para pronunciar los milagros
como el resto del mundo
desdibujándose por completo
como hacer que hable esta mañana
sin saber qué estoy diciendo

Así tu sonrisa inundó el segundo
para apagar el eterno desencuentro

Y luego apareció la despedida
como un breve rayo inevitable
que te mata e ilumina
en el filo de la tormenta

Y por último fue la oscuridad
ese suspiro sin vueltas ni retorno
que arrojaste con suabidad extrema
porque necesitabas descansar
de esta rutina secundaria
de este compromiso leve
y de este adán sin paraíso

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