En la llegada de las sombras
desnudé el eco de tu mirada
y era un frío desierto ciego
como un camino en novilunio
Los quemados párpados secos
de tanta buscarte en la nada
como un salvaje sin instintos
que no sabe qué quiere encontrar
Y cuando por fin frente a frente
el milagro emerge
el sueño se vuelve inasible
en las gotas medidas del tiempo
En la llegada de la claridad
me obligo a olvidarte
para ser parte de la agonía
para no sentirme a salvo
en la insanía de tu ausencia
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