24 julio 2004

I Soneto para Romina

A baldes a cántaros a mares
esta tormenta de tu ausencia
juega con los charcos de tristeza
el diluvio de las tinieblas cae
y sólo espero que aparezcas
para dividir las aguas de la distancia

a manos llenas a más no poder
el torrente del desencuentro no cesa
mientras se inunda de silencios
estas calles de oleaje incierto

a cascadas a maremotos a cataratas
el caudal de este embalse sube rápido
y sus paredes sueñan que no se rompen
mientras abren por las dudas las compuertas del llanto

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