II Soneto para Romina

Se propaga el cuerpo de tu fragancia
esa orquídea de tiempo exacto
dulce delicada deliciosa
quedando ciego con su encanto

Se impregna el cielo de tu aroma
la esencia es como un deshielo
cae lenta se hunde todo invade
y desaparece en las humedades comunes

Se evapora el perfume otra vez
débil distante diferente
llevándose el aliento consigo

Se pierde en el recuerdo persistente
ese capullo de tu reencuentro
y vuelvo a respirar tu próxima promesa

I Soneto para Romina

A baldes a cántaros a mares
esta tormenta de tu ausencia
juega con los charcos de tristeza
el diluvio de las tinieblas cae
y sólo espero que aparezcas
para dividir las aguas de la distancia

a manos llenas a más no poder
el torrente del desencuentro no cesa
mientras se inunda de silencios
estas calles de oleaje incierto

a cascadas a maremotos a cataratas
el caudal de este embalse sube rápido
y sus paredes sueñan que no se rompen
mientras abren por las dudas las compuertas del llanto

Interrogativo

A qué distancia estaré de la calidez
tu boca se abre delicadamente y el frío
muere se entrega manso a tus palabras
al igual que este hombre lóbrego umbrío
que siente como tu luz lo hiere
con las fragancias dulces indelebles

a qué distancia estaré de la fragilidad
tu voz se cierra unos instantes
y la claridad de la mañana te acaricia
los pensamientos no pueden describirte
mientras los latidos de piedra se funden
delante de esa imagen tuya de
eterna musa serena y pura distante perfecta

a qué tiempo estaré
de encontrarle respuesta a tus helados
miedos que tiritan entre tus manos
entre tus decisiones inciertas

a qué tiempo y distancia estaremos
de la verdad

Sólo eso

No pretendo ser el guardián de tus sueños
no pretendo conocer todos los senderos
que llevan a tus blancas sábanas
estaría demás en mis vanas ilusiones
despertar con vos en alguna mañana
entre pieles exhaustas y revueltas

sólo busco que entre pequeños milagros
entre palabras enmudecidas de miradas
me dieras a tomar de a sorbos
alguna de tus sonrisas de agua

No pretendo ser el salvaje nocturno
que salga a cabalgar por tu campofértil
no pretendo encender en tus poros
las volátiles fragancias del instinto

sólo anhelo que en un instante único
bajo un cielo calmo de entendimiento mutuo
vos estés dispuesta a ofrendarme
el sí más rojo de tus labios

Sosteniendo la respiración

Debajo de las mareas publicitarias
debajo de los adoquines estructurados
de las grietas que sangran
cemento hierros y arena

tu aire alcanza para sobrevivir
brisa fresca que ondula el deseo

debajo del barro de cifras rojas
y prisas documentadas
debajo de los gritos mecánicos
y sus negros bostezos

tu aire se vuelve tan necesario
viento leve que agita suspiros

debajo de paredes y muros varios
debajo de los acantilados urbanos
de rostros negativos
de miradas sólo hirientes

tu aire se convierte en imprescindible
tu aire huracanado frágil
busca cada impulso que te nombra
y me arrastra
y me lleva

Breve y eterna

En estas veredas amarillas y poceadas
bajo el insomnio de lunas llenas
voy a quedarme con renovadas ilusiones
hasta que de pronto aparezcas
con la fragilidad de tu presencia
y deshagas las ausencias y sus males

vendrás a salvarme pequeña vendrás
para convertirme en el egoísta
que atesora tus diáfanas palabras
con el fin de beberlas a escondidas

en esta esquina donde la paciencia
le dibuja garabatos al reloj
donde la espera es una cena
que aparenta jamás digerirse
voy a imaginar que estás llegando
con la inverosímil belleza de tus pasos
para marcar el más seguro rumbo

y vendrás a despertarme pequeña vendrás
para quitarme el profundo letargo
y darle a todos estos sueños moribundos
el intenso aliento de la vida