20 septiembre 2004

Donde puedas

Dónde estás que no puedo explicarte
que la soledad de vos
es una suave almohada
para dejarse dormir
los últimos minutos
de una vida o dos
Dónde estás que no puedo bosquejarte
que la memoria sólo sabe
de trazos alimentados por el tiempo
y no de inseguros
ecos que te nombran a veces
Dónde estás que ya es oscuro
y las artificiales enceguecen
Dónde tus únicos miramundos
pondrán a salvo de la eterna noche

La soledad de vos provoca desconsuelo
y las distancias se miden en insomnios
hasta que las arenas se coman
el último de los huesos

Dónde estás que ya dejé
en el cuello las amarras
en el rostro negro sin aire
una súplica apagada
Dónde estás que no puedo explicarte
que tu soledad es
una piedra latiendo en el pecho
que sólo se muere
sin tu soledad
sin tu silencio

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